lunes, 4 de abril de 2011

¿HACIA DÓNDE VA NUESTRA UNIVERSIDAD?

Este año dos mil once, nuestra Universidad comenzó con una autoridad restituida a su cargo. Después de un forzado y vergonzoso interinato producto de una decisión judicial equivocada, que violando todos los preceptos legales y estatutarios había destituido al Rector titular, permitiendo que el Vicerrector Administrativo asumiera el rectorado; le llamaban con eufemismo 'rector temporal', lo cierto es que él, con la complicidad de algunos profesores, empleados y trabajadores, usurpó dichas funciones, que finalmente por sentencia de la Corte Constitucional, tuvo que devolver a su legítimo representante.
Este interinato duró seis largos meses, durante los cuales se manejó los recursos económicos de la institución de manera irresponsable por decir lo menos, realizando una cantidad de pagos injustificados y extendiendo contratos y nombramientos sin observar los más elementales requisitos exigidos por el Estatuto Universitario.
Lo más triste de todo esto, es que la gran mayoría de quienes hacemos la Universidad somos apenas testigos mudos o tal vez invitados de piedra, pues no podemos participar en estos acontecimientos como actores a pesar de ser servidores universitarios. A  excepción de un Consejo Superior Universitario ampliado llevado a efecto en un local público, en que la participación estuvo restringida, no se ha reunido a la comunidad universitaria para que conozca los pormenores de lo sucedido, antes y después de la restitución. ni por parte de las autoridades, y menos aun por los gremios, especialmente las asociaciones de profesores ni de las facultades, tampoco de la general, foros necesarios e indispensables para que todos seamos partícipes de esta situación y aportemos con nuestros criterios para encontrar la solución.
Es decir, en nuestra Universidad no existe la oportunidad de que los profesores puedan emitir sus opiniones, esta oportunidad está reservada como un privilegio solamente a quienes tienen la 'suerte' de integrar los organismos de cogobierno, llámese Dirección de Escuela, Consejo de Facultad o Consejo Superior Universitario, los demás profesores que somos la inmensa mayoría, simplemente no tenemos derecho a expresarnos por ningún medio, incluyendo a esto, que ni nos consultan ni nos informan.
En estos precisos momentos se discuten reformas al Estatuto Universitario para armonizarlo con la Ley de Educación Superior en vigencia, y aunque estas reuniones se las realiza en un hotel de la localidad, la mayoría de profesores nos enteramos cuando se hicieron los primeros comentarios acerca del secretismo como se manejan estos asuntos trascendentales para la vida institucional.
Si hay buenas intenciones para con la institución, si lo que se quiere es trabajar porque nuestra Universidad mejore su clasificación y se prepare para enfrentar con éxito la evaluación externa, requisito indispensable para lograr la acreditación, deben abrir el abanico, dejar que todos participemos con nuestras opiniones, por modestas que parezcan, no creer que solo la opinión de unos pocos son las que tienen valor. Hay que tener en cuenta que la Universidad la hacemos todos, no solo las autoridades al nivel que sea y ciertos coordinadores de extensiones a quienes de manera 'increible' se les permite actuar como si fueran universidades particulares. Que dicho sea de paso, cuando hay denuncias sobre irregularidades cometidas (y hay muchas como las presentadas en el antiguo CONESUP) el desprestigio es para nuestra institución y todos nosotros quienes trabajamos en ella. 
Es inconcebible que en una institución universitaria, se dé lugar para que se dude de los procedimientos en la elaboración de Tesis de investigación y del otorgamiento de Títulos académicos y profesionales, como se ha denunciado por algunos medios de comunicación. La solvencia legal, estatutaria y moral en todos los actos que realice el Alma Mater, deben estar por encima de cualquier suspicacia, y esto debe ser garantizado por las autoridades encabezadas por el Rector Titular, y de detectarse alguna irregularidad, estas autoridades deben ser las encargadas de aplicar las sanciones correspondientes con todo el rigor de la Ley en el campo administrativo, a más de gestionar ante los jueces las correspondientes sanciones civiles y penales para los infractores. En el ámbito universitario debe haber cero tolerancia con la falsedad y el engaño, solo debe prevalecer la búsqueda de la verdad, con honestidad y lealtad absoluta.
La Universidad debe saber con certeza de dónde viene, dónde está y hacia dónde se dirige, justamente lo que encierra la Misión y la Visión, para responder a aquella sentencia que dice: Hacia donde va la Universidad, va la sociedad.
Este párrafo de un libro antigüo dice: "¿Si hay algo digno de amarse, si hay algo digno de desearse, si hay algo al alcance del hombre, que sea digno de alabanza, no es por ventura el conocimiento? ¿Y quién es aquel que verdaderamente lo alcanza?
Que estas interrogantes nos lleven a la reflexión acerca de lo que es el conocimiento y el por qué de la existencia de la Universidad.     

domingo, 27 de marzo de 2011

Estados del Yo

.Cuando hablamos de los estados del Yo, estamos haciendo referencia a esos cambios en nuestro estado de ánimo que experimentamos a diario, de acuerdo con la circunstancia que enfrentamos. El conocimiento de los estados del Yo lo debemos en gran parte al aporte de Eric Berne, quien nos explica sobre el Análisis Transaccional o Conciliatorio. Los clasifica como Estado Padre del Yo, Estado Adulto del Yo y Estado Niño del Yo. Por ahora diremos que el primero y el tercero demuestran inmadurez y el segundo o sea Estado Adulto del Yo es la madurez.

martes, 1 de marzo de 2011

La madurez emocional en el campo empresarial

imagen

Madurez Emocional


Cuando hablamos de Relaciones Humanas, nos estamos refiriendo al comportamiento de los individuos en su trato diario con los demás de su especie, comportamiento que debe ser de lo mejor, excelente, por decir lo menos. Tomando en cuenta que el comportamiento es dinámico, está sujeto a cambios, es decir, siempre es suceptible de mejoramiento.
Según Richard Lázaro, teórico de la personalidad, el grado de madurez emocional se demuestra con la práctica de los valores de; autosuficiencia, que no es otra cosa que valerse por sí mismo, sin depender de la servidumbre de los demás, a no ser la estrictamente solidaria colaboración que se brinde oportunamente; independencia de carater, que hace del individuo un ser capaz de decidir por sí mismo; socialización, cuando ese individuo actúa siempre pensando en función colectiva, dispuesto a colaborar con los demás y no perder de vista que su existencia depende siempre de la colaboración de los demás; y control emocional, que es algo así como la resultante de todas las anteriores, dicho de otra manera depende de los valores anteriores.
La práctica de estos valores debe ser inculcada desde los primeros años de vida y fundamentalmente con el ejemplo, de ahí la importancia del rol de los padres, de esta manera se colocan las bases para estructurar una adecuada personalidad. No hacer esto, dejar a los niños sin este soporte es impedirles que alcancen la madurez emocional, única garantía para tener una personalidad equilibrada o ajustada a su medio, quedando sumido en la inmadurez y como tal expuesto a muchos peligros inimaginables.
La inmadurez emocional les convierte en víctimas propicias de las frustraciones y de los desajustes de la personalidad.
La frustración, término muy conocido por nosotros, pero que ignoramos sus verdaderas caractrísticas, causa daños profundos a las relaciones interpersonales, y por otro lado desconocemos sus reales manifestaciones.
La frustración se manifiesta como agresividad, fijación, regresión y resignación entre otras.
Una persona agresiva, primero revela un grado de inmadurez emocional y frustración; quienes han alcanzado la madurez emocional difícilmente se frustran, pues saben enfrentar con éxito las adversidades que vienen a todas las personas. El agresor generalmente culpa de su comportamiento agresivo a otras personas, a sus víctimas, está lejos de comprender que el problema radica en su propia personalidad.
La fijación, no conlleva el peligro de la anterior, pero amarga y dificulta las relaciones interpersonales. La persona se resiste a aceptar los cambios que se dan a cada momento, producto de la dialéctica  que todo cambia, y que exige de nosotros una posición ecuánime que se adapte con la mayor normalidad a estos cambios. Por lo general estas personas son pesimistas y prefieren continuar con la rutina antes que enfrentar nuevos retos.
La regresión va más allá porque hace que las personas añoren morbosamente los tiempo pasados; justo cuando se está envejeciendo se resiste a aceptar esta realidad inexorable. A veces no se acepta la desaparición de un ser querido, y se evoca su memoria cuando lo importante es enfrentar la realidad.
La resignación frustrada se diferencia de la resignación cristiana, pues esta última acepta las cosas que no se pueden cambiar, pero lucha por cambiar las que están dentro de sus posibilidades. La resignación frustrada hace que el individuo se rinda, desista de cualquier esfuerzo, se limita a decir: 'esta es mi suerte', yo nací así y así voy a morir.
En esta parte debemos hacer referencia al Análisis Transaccional o Conciliatorio de Eric Berne, que nos habla de los Estados del Yo. Estado Padre del Yo, Estado Adulto del Yo y Estado Niño del Yo. Los dos extremos demuestran inmadurez y solo el centro demuestra madurez emocional. Pero en un momento determinado nosotros podemos actuar con uno de ellos, para en otro momento actuar con otro y así de manera fluctuante. Esto para responder a las interrogantes de si somos maduros, inmaduros, ambas cosas a la vez. Pues en realidad depende de la cincunstancia que en la que actuamos.